Descanse en paz el Dr. Carlos Canseco
Hoy, amanece de luto la ciudad de Monterrey, el Hospital Universitario, el Club Rotarios, la Universidad Autónoma de Nuevo León, y entre otras muchas instituciones públicas y privadas alrededor del mundo, el Club de Fútbol Monterrey. A temprana hora, dejó de estar entre nosotros el Doctor Carlos Canseco González.
Es la segunda vez en mi vida que el fallecimiento de una persona provoca lágrimas en mis ojos. Cuando las ideas están envueltas de sentimientos, cualquier espacio es insuficiente para plasmarlas.En las últimas cinco décadas, todos los que recibimos una vacuna contra la poliomielitis de manera gratuita, no sólo en nuestro país, si no alrededor del mundo, fuimos beneficiado por la misión del Doctor Canseco.
Cuando uno no tiene la categoría como es el caso de su servidor, se dificulta escribir de un hombre que fue condecorado por los gobiernos de Alemania, Brasil, Perú, Colombia, República Dominicana y Venezuela; Galardonado con la presea Belisario Domínguez; Y nombrado como uno de los once “Héroes” que más influyeron en la salud pública del continente americano durante el siglo XX. En el ámbito del fútbol, para los que lo vieron fundar al Monterrey, fue un Quijote de carne y hueso que lucho hasta donde pudo y contra quien pudo, apostando todo su patrimonio a favor de su club, al grado de declararse en quiebra.
Tuve la fortuna de conocer a Don Carlos, jugar golf con él, y por supuesto, hablar de fútbol. Pero realmente uno llega a conocer a fondo a un personaje de esta magnitud, cuando entabla una amistad verdadera y de por vida con sus hijos. Porque cuando uno convive e intimida con Paulino o con Rodolfo durante mas de 40 años, forzosamente descubre en ellos, los valores de su Señor Padre.
Un día, Don Carlos salió públicamente a defenderme. Según yo, el Doctor no tenía ninguna necesidad de mal gastar su tiempo en mi persona. Días después, busque al “Chino” - su hijo- para preguntarle si conocía el móvil de semejante deferencia. Rodolfo me confesó que su Padre sólo se limito a revelarle las siguientes palabras: “Mario, es hijo de mi amigo. Si fuera yo el que no estuviera, el hubiera hecho lo mismo”. Ese día comprendí que “un verdadero amigo es un alma en dos cuerpos”.
Estoy seguro que en los siguientes días, se escribirá mucho de Don Carlos. Los hombres somos tan cobardes para expresar nuestros afectos, que aguardamos el deceso del ser querido o admirado para expresarlo.
Sí el Club de Futbol Monterrey no fue capaz de llevar a Don Carlos Canseco al centro de la cancha del estadio Tecnológico, para que todos los Rayados, de pié, le rindieran un homenaje en vida, el próximo sábado, el tradicional minutos de aplausos, seguirá siendo insuficiente.
El fútbol, la ciudad de Monterrey, nuestro país y algunos lugares del Mundo, no serían lo que son hoy, si Canseco no hubiera existido.
Ayer, no sólo se fue un Hombre…
Tomado de: "Zonarayada.com" escrito por (al parecer) Mario Castillejos.